Sentir
la eternidad de ese leve instante
de silencio que hay entre
ola
y
ola.
la eternidad de ese leve instante
de silencio que hay entre
ola
y
ola.
Mirar
hacia el infinito
tras los ojos vacíos del viejo
muñeco chino de porcelana,...
y encontrarte en él.
Y vivir juntos un momento
donde solo exista la nada,
y que esa nada
nos envuelva con su tupida niebla.
Y que en un segundo sintamos
la totalidad del tiempo y del espacio eternos,
formando con nuestras bocas
una gruta milenaria.
Permanecer en el instante eterno
del silencio que nace entre dos olas.
Quedarse en la profunda oscuridad
de esos ojos ciegos.
De esa nada que
siempre volverá desde la niebla.
He encontrado este texto, no sé si llamarlo poema, en uno de mis viejos cuadernos. Lo escribí en 1984.
Creo que no lo había leído nadie hasta hoy. En mis charlas digo que de joven, muy joven, escribía poemas, y que los tengo en un cuaderno escritos. Es verdad. Este es uno de ellos.
No pretende ser un buen poema. Ni siquiera ser un poema. Un día lo escribí por alguna razón que ya no recuerdo.
Y hoy me ha apetecido copiarlo aquí.
Dicen que hoy es el día de la poesía. En vez de escribir un poema de un poeta de verdad, os dejo este viejo texto mío.