miércoles, 8 de julio de 2015

FRENTE A LOS CIPRESES

Hacía años que no veía un entierro. Funerales muchos, pero hacía tiempo que no asistía al momento final, ese en el que féretro es introducido por desconocidos dentro de un hueco.
Esta vez el hueco no estaba vacío, sino habitado ya por dos moradores anteriores, y por las cenizas trasladadas de mi tía.
En el mismo rincón del cementerio se han vuelto a citar cuatro personas que vivieron juntas muchos años.
...
El primer muerto que recuerdo es uno de los que esperaba en ese nicho. Yo era muy pequeña y él vivía en el piso de abajo de la casa de al lado. Era el hermano de mi tío. Era el hombre más guapo de mi mundo. Un muchacho joven, muy apuesto y amable. Siempre tenía una sonrisa y le gustaba hacer equilibrios con la escoba en su mano. Así hacía reír a su sobrino. Y yo lo veía desde mi ventana.
Un día hubo un accidente en la obra donde trabajaba y murió. La noche anterior yo lo había visto desde mi ventana jugar con la escoba. Pero doce horas después ya no estaba. Ya no era.
Fue mi primer muerto y yo no entendía nada. Hasta entonces, no sabía que la gente se podía morir.
Yo no sabía que se podía dejar de estar. Y de ser.
También supe lo que significaba una palabra que escuché entonces por primera vez. Una palabra que venía asociada a la muerte del hermano de mi tío. La palabra "viga". Que sostiene pero también puede matar.
Como casi todo en la vida.
Anteayer, su hermano murió. Mi tío. Mi vecino. Alguien que ha formado parte importante de mi vida. Y yo he llorado por los muertos que han sido y por los que serán.
Y seremos.
He llorado por los muertos que esperaban. Por mi tía, a la que unas manos desconocidas han llevado hasta allí. Por mi tío, que murió con las manos de su nieto mayor en las suyas.
Hoy personas que se quisieron, que nos quisieron y a quienes quisimos, se han vuelto a reunir.
Frente a los cipreses.

viernes, 26 de junio de 2015

PUERTAS



Hay semanas que empiezan con una llave puesta en la cerradura.
Con alguien que se cae dentro de la casa cuya cerradura tiene la llave puesta.
Con palabras de consuelo a este lado de la puerta.
Con palabras de agonía al otro lado de la puerta.

Hay semanas que empiezan con una escalera de bomberos que escala el balcón de la casa cuya cerradura tiene la llave puesta.
Con la sonrisa, con las palabras del médico a este lado de la puerta cuya cerradura tiene la llave puesta.

Hay semanas que empiezan con la sonrisa y con las palabras de un desconocido.
A este lado de la puerta.
Al otro lado de la puerta.

Hay semanas que empiezan con las puertas cerradas.
Con todas las puertas cerradas.

jueves, 11 de junio de 2015

VACÍO Y CREACIÓN

Foto de Ana Alcolea.


El silencio es a la música lo que el vacío a la escultura.
Lo que las pausas a los textos. A los poemas, a las novelas.
La nada es tan creadora como el todo.
El arte está hecho de nadas. Como las guerras están hechas de agujeros. ...
Como nosotros estamos hechos de silencios tantas veces.
A veces demasiadas.

A veces los vacíos recogen colores que no les corresponden, pero que aprenden a tomarlos prestados para seguir viviendo.
O volando.
En la foto, una de las "Palomas" del Escultor Jose Antonio Barriosque me regalaron ayer en el instituto de Épila, en la provincia de Zaragoza, y que aletea en mi salón.
Porque a veces solo los vacíos pueden aletear en el vacío.

SEMANAS, MUCHAS SEMANAS. PALABRAS, MUCHAS PALABRAS.

Semanas que empiezan en Madrid y acaban en Las Hurdes.

 Semanas de libros, con Ferias, firmas, sonrisas, emociones, reencuentros, encuentros, palabras...

Semanas de kilómetros de encinas, viñedos, cerezas.

 Semanas en que te encuentras con Carolina Coronado, José de Espronceda y Juan Meléndez Valdés. ...

 Semanas en las que conoces a profesores a quienes se les debería conceder la medalla al mérito del trabajo. Y no a deportistas que nadan en la abundancia mediática y económica por tocar pelotas, de un tipo o de otro. Profesores que hacen más por la lectura y la educación en este país de lo que nadie es capaz de imaginar. Porque este país está hecho de rincones a veces recónditos y lejanos en los que se lee, mucho y bien, gracias a personas que creen en lo que hacen, y que no cobran más por ello.


Semanas en las que termino mi periplo por colegios e institutos. No sé cuántas charlas habré dado en estos meses. No las cuento. Ni tampoco sé cuántos lectores han escuchado y aguantado mis palabras: sabido es que hablo por los codos cuando me dejan. Tampoco sé en cuántos libros habré estampado mi firma con el lápiz de colores.

Sí sé que he disfrutado, que me he cansado, que me he emocionado, incluso llorado en algún momento, que he tenido que respirar profundamente para no decir lo que algunas veces habría que decir.

Desde aquí, gracias a todos los profes que seguís haciendo posible que los adolescentes lean, a pesar de un sistema que pretende que no lo hagan. A los editores, que seguís creyendo que la literatura es literatura.

 Gracias a todos los comerciales de Anaya Infantil Juvenil, que hacen muchos kilómetros y mucho trabajo que no se siempre se reconoce.

 Gracias, lectores, por hacer posible que siga emocionándome al escribir.
Y al hablar...

Foto de Ana Alcolea.

Fotografía de la escritora Paloma González Rubio, en la Feria del Libro de Madrid.


 

viernes, 29 de mayo de 2015

EL SECRETO DEL GALEÓN, novela candidata al PREMIO HACHE 2016

Aunque muchos de vosotros ya la sabéis, retomo este blog con la noticia:

 Mi novela EL SECRETO DEL GALEÓN es una de las tres finalistas del PREMIO HACHE. Premio Mandarache de Jóvenes Lectores
Un premio muy especial porque lo otorgan los jóvenes lectores de centros escolares de Cartagena, y que elegirán entre tres novelas.

Me siento muy honrada y muy contenta sobre todo por dos cosas:
- Por haber sido seleccionada por el comité organizador.
- Por compartir el estatus de finalista nada menos que con Marinella Terzi Huguet y con Patricia García-Rojo.
Muchísimas gracias. Estoy muy encantada, encantadísima, por este regalo.
Y por poderlo compartir con vosotros.