Camino de Roquetes, junto a Tortosa, en el Delta del Ebro, provincia de Tarragona. El miércoles pasado.
Un arco iris, un arco de lluvia. Unas líneas de colores a lo lejos.
Siempre queda un cachito para el color.
Como dijo Gerardo Diego: "Aunque la lluvia baile, el sol bordará un día en tu bastidor".
Escultura del poeta Gerardo Diego en Santander, la semana pasada.
Azules, grises, abajo, arriba.
Cielo, mar. Mar, cielo, como en aquella historia de piratas de Ángel Guimerá, y que tanto me gustó en la versión de Dagoll Dagom hace muchos años en el Teatro Principal de Zaragoza, en mi época estudiantil.
Un rincón de Tarragona, con el mar de fondo, cercano el atardecer, el lunes pasado.