Nos gusta el otoño por sus colores, y porque por fin podemos ponernos las botas. Literalmente.
Pero el colorido no nos deja darnos cuenta de que el otoño es una antesala del invierno.
Del blanco eterno.
A veces da mucho vértigo pensarlo.
U otra cosa.
En la foto inferior, huellas de perdiz ártica y de bastón de esquiar de la torpe esquiadora-fotógrafa.
Yo misma.
En la foto superior, un cachito de tierra noruega en otoño. Llena de color.